Deporte de base Masaje post-competición

Competición FUDENAS MTB 150 km. FUERTEVENTURA

Por Begoña A. Ferrero 17/11/2015

Llega la fecha de una gran competición FUDENAS MTB 150 km. FUERTEVENTURA los días 24 y 25 de octubre de 2014.

Un numeroso grupo de hombres y mujeres, gente arrojada, valiente y atrevida deciden participar ilusionados por formar parte de dicha hazaña.

Tal circunstancia le aconteció a Pedro cuyo caso relato a continuación:

Tiene Pedro un amigo muy enamorado del deporte que entrenaba para participar en dicha competición y en su entusiasmo no cesaba de animar a Pedro para que le acompañara.

— Anímate hombre, participa, no es tan difícil.

— No, no, ese deporte es muy duro para mí, no tengo tanto valor.

— Que no chico, que no, ya lo comprobaras.

— No sé, no sé, no acabo de decidirme.

Pero Juan (así se llamaba su amigo) no cesaba, al contrario, continuamente machacaba al “pobre Pedro” llamándole incluso cobarde hasta que éste al fin empezó a dudar. Y vaya si se animó, le pudo más el orgullo, todo menos cobarde, eso no lo toleraba.

El día de la competición

Llegó el día 24 y allí se presentó Pedro con su bicicleta de “alta gama” y su “maillot” de ciclista profesional. Cabeza alta, sonrisa un tanto nerviosa pero “tieso” cual soldado condecorado por su valentía.

Mas…hay Señor, Señor lo que nos puede suceder, en un instante o situación, sin buscarlo y sin querer

Cuando al fin sonó la campanada de salida, Pedro sale pedaleando como un jabato junto a su apreciado amigo Juan.

— Vamos, vamos Pedro. Tú puedes amigo, animo animo —

Y Pedro seguía pedaleando a un ritmo vertiginoso, o casi suicida.

Pasaban las horas, algunas montañas y Pedro seguía tan fuerte y valiente – Juan tenía razón (pensaba) no resulta tan grave.

En la siguiente montaña las fuerzas de Pedro empezaba a decaer, el ritmo cardiaco también acusaba el esfuerzo continuado, así que de vez en cuando se veía obligado a bajar de la bici, estirar las piernas y frotar sus músculos para aliviar los calambres que le perseguían.

A pesar de todo el seguía luchando

— No puedo abandonar, tengo que demostrar a Juan que puedo llegar— Cuando quiso darse cuenta su amigo había desaparecido.

— La madre que le parió ¿por donde andará ese ca….

Pedaleaba por un terreno árido, piedras y arena por doquier, el sol castigando con sus rayos sofocantes hasta el extremo. En esos momentos Pedro volvía a flaquear y en su memoria su “amigo del alma” —No puedo más repetía, pero seguía, seguía ya mucho más lento.

Salía de una montaña y miró el horizonte. Era como contemplar el infinito

— Dios mío ¿aún debo llegar allá? Y así una y otra vez, el horizonte no acababa nunca.

De pronto divisó una playa, debía atravesarla, menos mal pensó

— Al fin, camino llano y fresco, será más fácil —

Se equivocaba, allá se vio Pedro arrastrando la bici entre la arena, su esfuerzo se multiplicaba.

— No puedo más, repetía. El amigo en su memoria y no para nada bueno— Deja que te vea, hijo de la gran Bretaña — Te voy a cantar las cuarenta, el muy desgraciado me engañó. fácil fácil la madre que lo parió —

Con ese ánimo pedaleaba Pedro a punto de desfallecer cuando de repente, bajando una cuesta, divisó el faro. La bici bajaba sola, una lágrimas resbalaron por sus mejillas, y era tanta la emoción que su corazón parecía iba a salir de su pecho.

Levantó sus brazos en señal de triunfo y cuando cruzaba la meta divisó a su amigo, se abrazaron emocionados — felicidades — le repetía Juan, él con un nudo en la garganta olvidó los reproches que tanto había recreado en su mente.

El masaje post competición

Pedro se dirigió a la carpa de los masajistas implorando un poco de relax y descanso.

Tengo el gran honor de haberle atendido porque además me hizo pasar un grato momento escuchando su “odisea”, relato que entre risas y sarcasmos hizo que olvidara yo también mi cansancio.

Mi ánimo más sincero al deportista Pedro y al resto de deportistas para que sigan adelante siempre que su salud se lo permita.

Y mi gratitud más sincera al gran equipo de militares en todo momento atentos por atender y resolver cualquier dificultad que se presentase. Hombres y mujeres con su uniforme inconfundible dispuestos siempre a escuchar con mucha amabilidad y una sonrisa.

Vale la pena colaborar con personas que saben valorar tu labor «a cambio de nada».

Aquí estaremos siempre dispuestos porque el deportista lo merece y ustedes los organizadores también.

GRACIAS